Este proyecto nace del deseo del cliente de crear un jardín de lujo que evocara la atmósfera mágica de Las mil y una noches. El objetivo era transformar un espacio árido en un refugio sofisticado, donde el agua, la geometría y la luz se entrelazan para ofrecer una experiencia sensorial única. Marrakech, con su rica tradición arquitectónica y su clima extremo, se convirtió en el escenario perfecto para esta visión.

Este proyecto de paisajismo en clima árido se inspira en los jardines marroquíes tradicionales, reinterpretados con una visión contemporánea. La arquitectura islámica se manifiesta en cada detalle: desde los pabellones ornamentados hasta los patrones geométricos del pavimento. El diseño crea un oasis contemporáneo donde el agua, la vegetación autóctona y los materiales nobles se combinan para ofrecer frescor, belleza y serenidad en un entorno desértico. Esta propuesta demuestra cómo el paisajismo puede adaptarse a condiciones extremas sin renunciar al lujo ni al simbolismo cultural.

En el corazón del jardín se encuentran varios pabellones de estilo árabe, construidos en piedra rosa pálida y realzados con detalles en turquesa. Estas estructuras evocan intimidad y sofisticación, enmarcando el espacio con una calma atemporal. Los pabellones destinados al comedor se conectan con una zona de estar al aire libre mediante un paseo de mármol, guiando al visitante en un recorrido sensorial.

El pavimento de todo el espacio presenta intrincados patrones de mosaico inspirados en la geometría clásica árabe. Estos diseños no solo rinden homenaje a la tradición islámica, sino que también generan un ritmo visual dinámico que complementa la arquitectura y los elementos naturales del jardín.

El agua fluye como hilo conductor del proyecto. Fuentes en cascada, canales tranquilos y una piscina reluciente reflejan el cielo y la arquitectura en patrones cambiantes. En el centro de la zona de descanso, una fuente murmura suavemente, invitando a la contemplación y al descanso. Este uso del agua no solo aporta frescor, sino que también refuerza el carácter simbólico del jardín como espacio de renovación y serenidad.

La paleta vegetal ha sido cuidadosamente seleccionada para adaptarse al clima árido de Marrakech. Se han incorporado especies resistentes a la sequía como árboles cítricos, palmeras y ornamentales autóctonos. Estas plantas ofrecen sombra, fragancia y textura, enriqueciendo la experiencia sensorial del jardín y respetando la sostenibilidad ecológica.

Al caer la noche, el jardín se transforma en un escenario hipnótico. Antorchas de fuego emergen de grandes jarrones de mármol turquesa colocados a lo largo del paseo, proyectando luz titilante sobre las superficies de piedra y los elementos acuáticos. La interacción entre fuego y agua crea una atmósfera envolvente, perfecta para reuniones nocturnas o momentos de reflexión.

Un oasis árabe contemporáneo que celebra la herencia cultural de Marruecos, adaptado al clima desértico con soluciones sostenibles y estéticas. Este proyecto demuestra cómo el diseño paisajístico puede reinterpretar estilos históricos para crear espacios de lujo, bienestar y contemplación.